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Ese bacalao no lo cargo yo

Por: Darío Montañez @dariomongo

-Grupo Tribuna Magisterial

El calendario escolar modificado para Pereira, a diferencia de otras entidades territoriales que utilizarán varios lunes festivos, tiene seis sábados de trabajo con estudiantes. Esta medida atenta contra los docentes que estudian licenciaturas, especializaciones, maestrías y doctorados, quienes terminan quedando a merced del rector para solicitarle el permiso correspondiente, dependiendo de su benevolencia.

Como hemos venido advirtiendo, la táctica del gobierno santista aplicada desde el Ministerio de Educación Nacional MEN, a través de las secretarías de educación, empieza a dar sus frutos. Reencauchando el cuento del paro, ese de que “lo importante son los niños”, los rectores de las instituciones educativas vienen implementando acciones arbitrarias y por fuera de la normatividad. Están nombrando como supernumerarios a los docentes nombrados en propiedad, para cubrir las horas de clase que dejaron de dar los docentes que no participaron en el cese de actividades por el paro de FECODE, en virtud que no tenían estudiantes. 

Tal disposición no solo es ilegal de parte de los directivos, sino falta de ética de varios docentes, pues es de principios que si no se dieron las clases a los alumnos, por diferentes razones, se las repongan ahora que se modificó el calendario. Lo anterior sin esperar o prestarse para que se les aumente la carga académica a quienes batallaron por reivindicaciones para todo el magisterio, trabajando duro en las calles de Colombia, a pesar que ellos se limitaban a pasar el tiempo en las aulas vacías.

De igual modo debe quedar claro que no existe la figura de supernumerario para los docentes, pues estos son docentes que no figuren en las nóminas del magisterio. Tampoco es legal asignar más de 22 periodos de clase por semana a los docentes, y las ACC, se deben entregar en resolución motivada por el rector, a los docentes, desde comienzos de año.

Así pues, tanto gobierno como magisterio, estamos de acuerdo en que el nombramiento de docentes se haga conforme a su perfil profesional, para que cada quien logre realizar sus actividades académicas justamente en el área de conocimiento que se formó. En tal sentido, no es pedagógico que los valientes docentes cubran las actividades pedagógicas que no realizaron quienes optaron por una posición pusilánime. Y si dieron las clases a los estudiantes en la época del paro, acto antidemocrático, no tiene presentación pretender que otros las repitamos ahora. En ese caso deben liberar a los estudiantes de estas clases, o que los atiendan aquellos que les corresponde, avanzando en los temas subsecuentes de cada asignatura.

De otra parte, en la semana institucional de junio, que coincidió con la última semana del paro, los directivos docenes cumpliendo con sus funciones, debieron organizar todo el trabajo a realizar esa semana en los colegios con los docentes que allí se encontraban laborando, y estos, acatando las órdenes de su superior, tuvieron que realizar las actividades para las que el directivo docente los programó. El material producido en esos cinco días, será el insumo que usemos los docentes que acogimos el llamado de FECODE durante más de un mes, para usarlo la semana entrante en el trabajo que nos asigne el directivo docente. No sería lógico repetir el trabajo que realizaron juiciosamente los docentes que por cualquier razón no asistieron al paro, y mucho  menos seremos groseros demeritando su labor durante esos cinco días. Sabemos que hacen las cosas bien. Son nuestros compañeros de trabajo. Los conocemos bien,  son responsables, trabajan con ánimo, atendieron estudiantes mientras otros peleaban por todos; además, no actuarían de otra manera, porque saben perfectamente que no realizar las actividades propias de la semana institucional, les acarrearía serios problemas laborales por incumplimiento de funciones, y más con las consecuencias que trae al final de año.

Que falte un profesor un día de clases normal, es bastante frecuente, por enfermedad, por aspectos de representación a cuerpos colegiados entre otros casos. Pero si de hecho sabemos que un día cualquiera, el 20% o más de los docentes no se encontrará en la institución, será irresponsabilidad de los directivos citar a todos los estudiantes, pues se sabe de antemano que se quedarán grupos enteros sin docente. Si en uno de esos grupos se forma una pelea y un estudiante resulta herido ¿Quién responde? ¿Cómo controlar la disciplina sin el número suficiente de docentes? Y el docente que en solidaridad -porque bien arraigado debemos tener ese principio los sindicalistas- intente dar clase a un grupo mientras cuida a otro, no hará bien ninguna de las tareas. Ni enseña, ni cuida.

Ahora bien, en la comunidad de las abejas, las obreras se encargan de conseguir alimentos para satisfacer a la reina y a los zánganos que están dispuestos para fertilizarla. Así funciona esa comunidad conforme a su rol en la naturaleza. Luego los humanos pasamos durante siglos de evolución, a una forma bien diferente de relaciones a las de aquellos importantes insectos. 

De modo que los docentes que participamos activamente del paro nacional, no estamos dispuestos a hacerle el juego al gobierno en su afán de dividir al gremio, que es el sindicato más grande en Colombia. Cada persona asume la responsabilidad de sus actos, y se acoge a sus consecuencias, con dignidad, con gallardía. Así seguiremos actuando. Pero eso no implica que tengamos que asumir las irresponsabilidades ajenas que además contrariaron el bienestar colectivo. 

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Las opiniones expresadas por los escritores o autores no necesariamente representan ideas o pensamientos del Diario la Nube.

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