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La cacareada caída del desempleo en Pereira.

Por: Duberney Galvis @DuberneyGalvis

Es del ABC de la economía que la tenencia de empleo -digno- es una de las variables que más incide en la calidad de vida de la gente y en la salud de la economía de un país. Frente al tema hay en Pereira y su Área Metropolitana AMCO, un engaño orquestado por el alcalde Juan Pablo Gallo, el presidente de la Cámara de Comercio Mauricio V. Lemus y demás áulicos de la actual administración. Como las gallinas que anuncian diez huevos cuando ponen uno, cacarean que el desempleo ha caído.

Pero es falso. En Pereira, dos de cada tres personas contadas como empleadas por el DANE, están en actividades de tipo comercial y de servicios. Es decir, sectores considerados como de papel a la hora de edificar la economía. Además, la cifra del desempleo merma porque el DANE mete la informalidad a la bolsa del empleo, lo que empuja hacia abajo el número de personas desempleadas.

Luego está claro que el asunto del desempleo está igual o peor que en su última década. Lo que hay en su mayoría sigue cabalgando y a mayor galope, sobre sectores que además de vulnerables, encarnan la inestabilidad y la violación de derechos claves del trabajador para mantener su capacidad adquisitiva. La informalidad es un tumor, superior al 50%. En concreto informal es significado de carencia de seriedad y de responsabilidad; es la agonía del rebusque para gente de carne y hueso con problemas palpables, incluso es nido hasta para que campeen allí avivatos que si pueden atender algunos deberes legales.

Ahora a la inversa, solo uno de cada tres empleados está en sectores como la industria y la construcción, trabajos con valor agregado. Eso revela lo que oculta el cacareo de las gallinas del establo gubernamental, una industria en picada; dos ejemplos: el principal producto de exportación regional sigue siendo el café, cosechado y producido igual desde hace un siglo, y no por capricho de los productores. Y del sector textil, otrora néctar para el empleo del AMCO, resaltar este dato fúnebre, antes de la apertura económica de Gaviria, entre Dosquebradas y Pereira había 1860 empresas, y hoy quedan 200, ¡doscientas!, caída libre del 90%. Es evidente entonces que los cacareos son por ignorancia o astucia para ocultar la realidad.

 

También es cierto, hay organizaciones y profesionales que hacen esfuerzos para describir las realidades del llamado mercado laboral. No obstante de los buenos médicos se aprende, no basta con un buen diagnóstico, hay que revelar las causas. Es la actitud para asumir por quienes desean arreglar lo que mal está funcionando, develar las mentiras de los gobernantes locales y sus secuaces. No es posible que una pequeña ciudad como Pereira supere sus dolencias sin separarse de los que propagan las causas.

Es que sin la apertura económica de César Gaviria y el “libre comercio” de los sucesores, la industria y el agro no estarían agonizando. Sin la politiquería y los negocios de los alcaldes y gremios de Pereira la ciudad no estaría igual de mal. Es decir, aquí no nos puede dar lo mismo si un presidente inaugura una gran superficie en el centro de la ciudad, en contra de la pequeña y mediana economía local que generan empleo y reinvierten en la economía nacional. No nos puede dar igual el cacareo gustoso para financiar la apertura de más establecimientos de comercio mundial, mientras decenas de colegios se desmoronan, al tiempo que los directivos revientan maromas para hacer rendir un desayuno escolar para un niño, en un plato para dos o tres.  

Sí, “es la economía, estúpido”. Pero cambiarla está en nuestras manos, amigos.

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Las opiniones expresadas por los escritores o autores no necesariamente representan ideas o pensamientos del Diario la Nube.

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